Lucía

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Y bien, Señor Caronte, es verdad también lo que dicen de los 40º?



Martes 11- 07:40am.



Primero, solo identifica un malestar leve, algo que le molesta, chiquito, en alguna parte. Se estaba preparando para ir a trabajar, como cada día, se incorpora y recién ahí toma plena conciencia de que algo no anda bien. Cierra y abre un par de veces los ojos, pesados, por las dudas de que sea sólo sueño. No. Algo no anda bien: está sentada en la cama, abriendo y cerrando los ojos; su cuerpo, de la cintura hacia arriba es un sólo vaivén. Siente que el mareo la clava en la cama una vez más.

-No me siento bien.

-Qué pasa? Qué sentís?

-No sé, estoy un poco mareada y me duele la cabeza.

-A ver...-y le toca la frente.- Uhh, me parece que tenés fiebre.

-Fiebre?-Lucía odia tener fiebre, aunque nunca tuvo mas de 38 y un poquito, por suerte.

-Voy a buscar el termómetro.

Lucía se toca sstemáticamente la frente, las axilas, las muñecas, la ingle: está hirviendo. Por su mejilla caen un par de gotas que se evaporan antes de llegar al colchón. Es muy angustiante para ella la fiebre. Se pone muy sensible, muy triste, más que de costumbre. Pero como esto él no lo sabe, seca los resots de sus lágrimas, pone carita y agarra el termómetro.

Esperan.

38.2º y Lucía contiene las lágrimas.

-No te preocupes, yo te voy a cuidar.- Al darse vuelta, Lucía llora otro poquito, pero esta vez de emoción.

Luegode todos los pormenores arreglados, Lucía despierta de a ratos de sus sueños cortos, algunos pesadillescos. Duerme otra vez. Se le hincha la boca, se le estira la piel, los ojos lagrimean los pies laten, junto con las rodillas, caundo duerme. Claro que le cuesta tragar, tiene una bola del la do derecho de la garganta. Dice que va a dejar de fumar... todos sabemos que en unos días, cerveza o mate por medio, nos contará de sus cosas y del mundo con un pucho en la mano.