El sabio cáliz presto en la sien cruza la médula, de revés. Tuerzo las líneas del escote para saberte cerca, y el anarco deseo queda inmóvil en tu receurdo. Sabràs que te veo? Y si me extirpo los ojos, crudos de toda verdad, sabrás que no miento? Intento un nervio, sólo uno, que no estalle sin saber morir a tiempo. |
30.11.07
La hormonita
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