13.12.05

Germen

El perpetuo deseo de claridad oprime la savia que puja por hemanarse acia lo otro.
Toda baldosa hiere en su ambición pero hacen falta cadenas para liberarse.
Cielo claro para uno.
Marcha, amarilla, la sentencia. Promete colores más constantes, menos peremeables.
La redondez del seno hierve y busca su bálsa-mo en las huellas ausentes, olvidadas.
Qué dirán las casuarinas, con sus gotas esperando por mi frente?
Qué cosa guardarán los surcos para el encuentro?

Me lleno de barro los ojos. Respiro berro fresco.
La tierra tiene el orgasmo más bello.

Pujar por hemanarse hacia lo otro.