15.9.06

A Lis

Llega enroscándose
en cada mano una uña
y en cada pie una pestaña.
Pasea indiscreta, tranquila;
parece una duda a punto de confirmarse.
Se avalanza sobre el deseo.
Sin riesgo, dispone cada muerte,
cada abrazo, cada nervio.
No necesita revelarse:
ni a las reglas, ni al amor, ni a nada de eso.
Instala nuevos regimenes
democráticos y dictadores,
para cada beso.
Hermosa tinta que tiñe lo blanco,
lo amarillo y lo azul,
sin ganas de colorear.

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